“El problema del peso es una responsabilidad personal” – Exigencias para ser-y-rendir en el kárate generificado en la sociedad neoliberal occidental

Even though its roots can be traced to an ancient past, karate was born as a Japanese martial art around a century ago. It went through a sportivization process both by being spread from East to West and by becoming a combat sport. In this dual process, karate in Western society has retained many of its traditional practices, loyal to what is understood as its Japanese roots, at the same time that it became an Olympic sport (though only briefly), the apex of the sportive world. Then, karate mixes within itself a complex identity, combining elements of a martial art and a combat sport in a manner of a selective tradition (Williams, 1977). Besides that, karate can be described as a gender binary environment, where the original and hegemonic masculine ethos prevails. Women are allowed to take part in the martial culture, but not without cost. They participated in the Olympic setting as much as men, having the same number of categories for fighting, for example. Notwithstanding, this equality does not necessarily mean fair inclusion and equity. In this paper, we explore how a select group of women who were members of a karate Olympic national squad dealt with the embodied experience of pain and suffering, both somatically and sociologically, from training sessions and competitions. We expect to provide some evidence of how karate is adapted to the Western model of elite sport; how women are prepared to supposedly address demands of non-discriminatory policies in sport; how women thrive and survive in the Western neoliberal high-level sport model and, despite their highlighted performances, are not duly acknowledged by male peers neither receive training taking into account female specifics, such as menstruation. We researched the Spanish women’s Olympic karate squad in their preparation for the Tokyo 2020 (2021) Olympic Games. We conducted an ethnographic project with auto-ethnographic notes from the first author since full completion of the original plan was not possible given the advent of COVID-19. We focus mainly on semi-structured interviews conducted with the team while considering the experience of the first author of the article, who has been a karate practitioner for several years, to question, corroborate, and deepen understanding of data collected. We reflect on the somewhat precarious situation of women in the hyper-masculine environment of karate and the conditions that need to be in place to ensure their full and valued participation. We found that karateka women face several challenges to conquer their space in karate, often negotiating in a way of resisting adversities, and giving in, in order to retain hard-won privileges. Therefore, while women fighters can represent a subversion of structures, they still face patriarchal diktats.Aunque sus raíces se remontan a un pasado antiguo, el kárate nació como arte marcial japonés hace aproximadamente un siglo. Pasó por un proceso de deportivización al extenderse de Oriente a Occidente y convertirse en un deporte de combate. En este doble proceso, el kárate en la sociedad occidental ha conservado muchas de sus prácticas tradicionales, fieles a lo que se entiende como sus raíces japonesas, al mismo tiempo que se convirtió en deporte olímpico (aunque sólo brevemente), lo que está en la cúspide del mundo deportivo. Así pues, el kárate mezcla en sí mismo una identidad compleja, combinando elementos de un arte marcial y un deporte de combate a modo de tradición selectiva (Williams, 1977). Además, el kárate se circunscribe a un entorno binario de género, donde prevalece el ethos masculino hegemónico. A las mujeres se les permite participar en la cultura marcial, pero no sin costo. Participaron en el escenario olímpico tanto como los hombres, teniendo el mismo número de categorías de lucha, por ejemplo. Sin embargo, esta igualdad no necesariamente significa inclusión justa y equitativa. En este artículo, exploramos cómo un grupo selecto de mujeres miembros de un equipo nacional olímpico de kárate lidiaron con la experiencia corporal (embodied) del dolor y el sufrimiento, tanto somática como sociológicamente, durante las sesiones de entrenamiento y las competiciones. Esperamos proporcionar alguna evidencia de cómo el kárate se adapta al modelo occidental de deporte de élite; cómo se prepara a las mujeres para afrontar exigencias de supuestas políticas no discriminatorias en el deporte; cómo sobreviven y triunfan las mujeres en el modelo neoliberal occidental de deporte de alto nivel donde, a pesar de sus destacadas actuaciones, no son debidamente reconocidas por sus pares masculinos ni reciben un entrenamiento que tenga en cuenta las características específicas femeninas, como puede ser la menstruación. La investigación se llevó a cabo con la selección olímpica femenina española de kárate durante su preparación para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (2021). Realizamos un proyecto etnográfico con notas auto etnográficas de la primera autora, ya que la finalización completa del plan original no fue posible debido a la pandemia COVID-19. Nos centramos principalmente en entrevistas semiestructuradas realizadas al equipo, considerando la experiencia de la primera autora del artículo, practicante de kárate desde hace varios años, y con experiencia para cuestionar, corroborar y profundizar en la comprensión de los datos recopilados. Reflexionamos sobre la situación un tanto precaria de las mujeres en el entorno híper masculino del kárate y las condiciones que deberían existir para garantizar que su participación sea plena y valorada. Hemos encontrado que las mujeres karatekas han de afrontar varios desafíos para conquistar su espacio en el kárate, a menudo negociando para resistir las adversidades y cediendo para conservar los privilegios ganados con tanto esfuerzo. Por lo tanto, si bien las mujeres luchadoras pueden representar una subversión de las estructuras, todavía han de afrontar dictados patriarcales